Entendemos que el folletín repartido en la marcha del día 30 de noviembre “Niña Hoja 2”, tiene origen en la Ciudad de las Artes. Aunque el mismo no tiene firma clara que lo identifique, la foto principal dice “ciudad tomada” mas varias referencias artísticas.
Mas allá de que el volante sea anónimo, saludamos que se abra el debate político.
Nos llamó mucho la atención la concepción de “partido” que se desarrolla en la misma. Se vuelve necesario aclarar y explicar que hay partidos que luchan y hay partidos que sostienen este sistema; partidos que están con los obreros y partidos de los empresarios; partidos burócratas y partidos que se apoyan en la critica y opinión de cada compañero, partidos del régimen de funcionarios ricos y partidos revolucionarios de dirigentes luchadores perseguidos, partidos que matan y partidos que mueren... y mas allá del tipo de organización que nos damos, aun si fuera por fuera de una de tipo partidaria: todos de alguna manera "tomamos partido". Tomamos posiciones incluso cuando estamos unidos dentro de la misma lucha.
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Eso es saludable para cualquier movimiento: que haya diferencias hacia adentro también. Porque el camino de la pelea que hay que dar es muy complejo y hay decisiones y estrategias que debatir, que elegir, que contraponer y no todos tenemos iguales puntos de vista sobre esto: por eso las asambleas, por eso discutir estrategia no es dividir si es que se hace de manera sana: públicamente, por arriba, con sinceridad, eso es pulir nuestra experiencia para avanzar. Nosotros siempre planteamos sinceramente nuestra posición en cada instancia y así queremos debatir con quienes tengan diferencias.
¿Por qué dedicarle el doble de caracteres a la diferenciación ante “los partidos” que a la explicación de “por que luchamos y que exigimos”?
En el folletín se dice “pensar en una verdadera construcción orgánica?” ¿No es acaso poco verdadero y poco orgánico sacar un posicionamiento sin firma, pero con referencia a los sitios web de la asamblea interstudiantil? Nosotros fuimos y somos impulsores fervientes de dicho organismo, porque creemos en los espacios de frente común y unidad entre los que luchamos; y si: reconocemos al enemigo en el gobierno y sus instituciones; a las burocracias sindicales; a las empresas y la iglesia corrupta y sabemos que la unidad entre los que luchamos es una de las claves para avanzar en el camino de la “revolución”. Pero esta no se preparará “con amor y sin avaricia o egoísmo” (valores muy respetables pero insuficientes para conducir a la revolución) ya que no alcanza con soñar, con practicar cada uno una vida mas amorosa; porque nos enfrentamos a un sistema minuciosamente organizado, con ejércitos entrenados para matarnos, con sus medios de comunicación de propaganda masiva contra nosotros, con nuestras organizaciones como sindicatos y centros de estudiantes robadas por burocracias traidoras, con sus estados, ministerios y funcionarios profesionales que piensan científicamente nuestra derrota, y todo puesto al servicio de aplastar la lucha por otro sistema. Por eso debemos escrupulosamente debatir, aprender de la historia de quienes nos antecedieron en la lucha (de sus errores y aciertos), estudiar la realidad, uniéndonos a quienes tienen sus manos en las raíces de que existan las clases y puedan cambiar esta injusta realidad: los trabajadores, que así como nosotros también levantan su voz y herramientas de auto-organización (como la comisión interna de kraft en Bs As, el Ferrocarril Roca o VW en Cba) que se enfrentan a este perverso aparato organizado que es el capitalismo.
Y si “pedir la cabeza del rey y todos sus súbditos y secuaces oscuros”, es la metáfora de tomar partido por Ezequiel (muerto a los 7 años, victima del trabajo infantil y esclavo) o el juicio y castigo a los responsables materiales e intelectuales del asesinato de Mariano Ferreyra (asesinado por la burocracia de Pedraza cuando peleaba por el pase a planta permanente de los tercerizados) o por los 2 compañeros indígenas de Formosa asesinados y perseguidos como animales)… Y….claro que si! Nosotros creemos que hay que buscar el origen de “nuestros males” de manera científica y combatir con claridad; entendiéndonos como una comunidad unida con nuestros hermanos obreros y estudiantes del mundo entero, que hoy dan batallas impresionantes poniendo en jaque este sistema capitalista.
Los llamamos compañer@s a reflexionar y debatir fraternalmente sobre la organización que debemos darnos y los frentes comunes en “unidad” no sólo para frenar este ataque del gobierno, las empresas y la iglesia con la “8113”, sino para forjar las herramientas que nos permitan llegar a tener una sociedad que no se divida en clases sociales, donde ya no quepan los opresores y explotadores.
www.bataclanaespaciocultural.blogspot.com
Un texto de Gramsci, para compartir: “Odio a los indiferentes”
Gentileza Sin Permiso, especial para Causa Popular. Traducción para www.sinpermiso.info: Anton Domènech
Hace ahora 70 años, el 27 de abril de 1937, moría Antonio Gramsci en un hospital penitenciario, apenas 6 días después de haber recobrado formalmente la libertad, tras cumplir, en situación penosísima, más de 10 años de cárcel de los más de 20 a que le condenó un tribunal mussoliniano. Acaso sea Gramsci hoy, junto con Walter Benjamin, el clásico del socialismo marxista más grotesca e ignaramente manipulado por unas “humanidades” académicas franco-norteamericanas olvidadizas de la historia del movimiento obrero europeo. Para conmemorar su muerte -dada a conocer al mundo por las emisoras de radio de la Barcelona revolucionaria- hemos elegido un característico textito suyo de juventud (publicado por vez primera el 11 de febrero de 1917 e inédito en castellano) que, entre varias otras, tiene la virtud de no ser fácilmente pasible de manoseo pseudoacadémico.
Odio a los indiferentes.
Creo que vivir quiere decir tomar partido. Quien verdaderamente vive, no puede dejar de ser ciudadano y partisano. La indiferencia y la abulia son parasitismo, son bellaquería, no vida. Por eso odio a los indiferentes.
La indiferencia es el peso muerto de la historia. La indiferencia opera potentemente en la historia. Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad; aquello con que no se puede contar. Tuerce programas, y arruina los planes mejor concebidos. Es la materia bruta desbaratadora de la inteligencia. Lo que sucede, el mal que se abate sobre todos, acontece porque la masa de los hombres abdica de su voluntad, permite la promulgación de leyes, que sólo la revuelta podrá derogar; consiente el acceso al poder de hombres, que sólo un amotinamiento conseguirá luego derrocar. La masa ignora por despreocupación; y entonces parece cosa de la fatalidad que todo y a todos atropella: al que consiente, lo mismo que al que disiente, al que sabía, lo mismo que al que no sabía, al activo, lo mismo que al indiferente. Algunos lloriquean piadosamente, otros blasfeman obscenamente, pero nadie o muy pocos se preguntan: ¿si hubiera tratado de hacer valer mi voluntad, habría pasado lo que ha pasado?
Odio a los indiferentes también por esto: porque me fastidia su lloriqueo de eternos inocentes. Pido cuentas a cada uno de ellos: cómo han acometido la tarea que la vida les ha puesto y les pone diariamente, qué han hecho, y especialmente, qué no han hecho. Y me siento en el derecho de ser inexorable y en la obligación de no derrochar mi piedad, de no compartir con ellos mis lágrimas.
Soy partidista, estoy vivo, siento ya en la consciencia de los de mi parte el pulso de la actividad de la ciudad futura que los de mi parte están construyendo. Y en ella, la cadena social no gravita sobre unos pocos; nada de cuanto en ella sucede es por acaso, ni producto de la fatalidad, sino obra inteligente de los ciudadanos. Nadie en ella está mirando desde la ventana el sacrificio y la sangría de los pocos. Vivo, soy partidista. Por eso odio a quien no toma partido, odio a los indiferentes.
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